
Los síntomas más frecuentes suelen ser: cefáleas pulsátiles en un lado de la cabeza (tan fuertes que las describen así "como si te taladraran y entrara un clavo"), naúseas, vómitos, sensibilidad extrema a la luz, al ruido, mareos, falta de equilibrio, hormigueo en los oídos, etc...
En cuanto a las causas más habituales tienen que ver con disfunción hepática, tensión muscular, alimentación, pobre actividad física, y estrés.
El tratamiento habitual con
fármacos, suele ser a base de analgésicos y antiinflamatorios. Aunque lo realmente interesante es encontrar la causa real y tratarla, en lugar de poner parches a los síntomas que no solucionan nada y que incluso a largo plazo pueden llegar a cronificar el problema, ya que contribuyen a una sobrecarga hepática.
Sería interesante depurar nuestro hígado de exceso de tóxicos, y también de exceso de carga emocional, especialmente enfados, intolerancia y estados emocionales relacionados que lo agotan. También habría que cuidar y mejorar la dieta habitual, adquirir buenos hábitos, y en principio, evitar alimentos como chocolates, café, lácteos, queso, cítricos dulces (naranjas, mandarinas...), vino tinto, embutidos, y disminuir la ingesta de sal.
Y muy importante también trabajar la tensión muscular y el estrés. Y ahí es donde yo puedo aportar mi experiencia como profesional del Yoga. Aprender técnicas de respiración, relajación y meditación. Mover el cuerpo con conciencia, activando la circulación de sangre y linfa, aportando un masaje profundo a músculos, tejidos y órganos (incluído el hígado), estirando, soltando, liberando tensión de cuerpo y mente.
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