Esta es una asana clásica del grupo de extensión. Es de un nivel de exigencia física medio-alta, aunque para aquellas personas que no puedan completarla, tienen apoyos que les pueden servir de ayuda o bien hay adaptaciones algo menos exigentes.
Entramos en ella, desde una postura tumbados boca abajo (advasana). Juntamos las piernas, apoyamos la frente en el suelo. Flexionamos rodillas y nos
cogemos con fuerza de los tobillos.

Llevamos nuestra atención a la zona sacro-lumbar. Respiramos abriendo bien el centro del pecho y nos mantenemos en ella unas 6 respiraciones amplias.
Para salir, inhalamos extendiendo un poco más y al exhalar vamos soltando los pies, y bajando lentamente el cuerpo hacia el suelo, quedándonos de nuevo tendidos boca abajo en posición de descanso (advasana)
Contraindicaciones: Evitar en caso de hernia abdominal y discal, cardiopatías, tensión arterial alta, problemas oculares y si se nota cualquier dolor al practicarla.
Beneficios:
- Aumenta la claridad mental y disipa la ansiedad.

- Tonifica el plexo solar.
- Revitaliza los músculos oblícuos y rectos del abdomen
- Previene congestión del hígado, trastornos pancreáticos, dispepsia, estreñimiento y gastritis.
- Proporciona elasticidad a la columna vertebral
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